El helado nació como otras muchas cosas, en China, donde el Rey Tang, en el siglo séptimo, descubrió un método para crear mezclas de hielo con leche.
De China pasó a la India, a las culturas persas y después a Grecia y Roma. Pero es precisamente en la Italia de la Baja Edad Media cuando el helado toma carácter de naturaleza en Europa. Marco Polo fue uno de los culpables de la expansión del producto en nuestro continente gracias a sus viajes por Asia. En el siglo XVI se descubrió que el nitrato de etilo mezclado con la nieve producía temperaturas muy bajas, siendo fundamental esta averiguación para la expansión definitiva de los helados.
La primera heladería la fundó el comerciante siciliano Francisco Procope en París antes del descubrimiento del descenso de la temperatura de solidificación, que permitió la congelación de los helados. Procope es el padre del sabor de vainilla y el de chocolate y su negocio causó sensación en el siglo XVI.
Como vemos, el helado en sus orígenes era un producto frutal y no un alimento lácteo. H
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